BLOG

Avanzamos contigo

Un lugar donde aprender

El TOC, una solución a un núcleo ansiógeno interno-reprimido

El TOC es un trastorno psicológico en forma de mecanismo de defensa que, nuestro aparato psíquico desarrolla para gestionar un estado interno de ansiedad de un grado tan alto, ésta se vuelve inasumible para la persona. Siendo entonces los síntomas como las obsesiones, compulsiones, rituales, manías, etc., un sistema de control, generador de una falsa sensación de seguridad para el Yo. Simplificando lo anterior, podemos hacer una analogía desde esta visión del trastorno; El TOC vendría a ser un flotador para una persona que no sabe nadar. La clave para la curación se sitúa entonces en el análisis y gestión del núcleo ansioso. En la mayoría de los casos clínicos, el paciente con perfil obsesivo ha sufrido situaciones de tipo traumático, abusivas y/o violentas en la infancia y adolescencia. También el inicio de la pubertad con el inherente despertar de la sexualidad, es un factor clave en el desarrollo de este tipo de trastorno, cuándo el apego de la persona con sus progenitores, no es del todo equilibrado.

Ejemplo de un caso real:
Recientemente en consulta, analizábamos el caso de un paciente que acudía a terapia por el malestar que le causaban pensamientos obsesivos de contenido violento (fobias de impulsión), con ideas e
imágenes perturbadoras para la persona:

“Iba conduciendo mi coche por el carril de aceleración para incorporarme a la autovía…vi por el espejo retrovisor que un camión se acercaba a gran velocidad por el carril izquierdo, y me vino la idea de dar un volantazo para chocar contra el camión y acabar así con mi vida”.

Se invitó al paciente a que tras su relato sobre este pensamiento de índole intrusiva, intentara darle sentido constructivo al porqué, su mente le mandaba este tipo de idea/mensaje:

“La verdad es que llevo unos meses con un ritmo de vida muy alto, las responsabilidades del día a día me están desbordando, siento una sensación de angustia en mi pecho desde que me despierto por la mañana…ya no puedo más, pensar en la muerte me relaja porque para mí sería como descansar por fin, tener lo que necesito”.

A través de la psicoeducación, aprendemos que nuestros pensamientos, por muy incongruentes, incómodos o perturbadores que estos puedan resultar para la conciencia, guardan una relación directa con estados emocionales internos. Las obsesiones cumplen una función de alarma, advirtiéndonos de que algo dentro de nosotros no está en equilibrio psicológico-emocional. Por lo tanto, no tenemos que luchar contra nuestros pensamientos, si no que tenemos que aceptar y entender, que quieren comunicarme algo que necesito y de lo que no estoy siendo consciente.

Tanto los pensamientos obsesivos, así como las compulsiones (mentales o físicas), guardan una relación simbólica con el núcleo ansiógeno, por lo que tales síntomas habrán de ser analizados y contextualizados a través del proceso terapéutico. La toma de conciencia de todo el funcionamiento implicado en lo obsesivo-compulsivo, así como una descarga catártica de las emociones reprimidas en la historia personal, además de cambios cualitativos en el estilo de vida, serán los pasos necesarios para abrir la puerta a la curación, de la angustia soportada por la realidad del paciente.

Francisco Sánchez Puertas