Patologías

Apego

Es un vínculo que se establece entre el niño y su madre/padre o cuidador principal.

¿Qué es el apego?

Es un vínculo que se establece entre el recién nacido y su madre/ padre o cuidador principal, en etapas infantiles, sin perderlo en etapas adultas. El apego proporciona al niño seguridad en situaciones de amenaza, necesidad indispensable para un desarrollo evolutivo adaptado. Los efectos de la relación entre el cuidador principal y el menor son determinantes en la conducta y el desarrollo emocional posterior. Es por ello que distinguimos entre:

  • Apego Seguro: El cuidador se muestra sensible y atento a las necesidades del niño. Así, el niño desarrolla una mejor autoestima, confianza y autonomía a lo largo de su vida. Además, será capaz de desarrollar una mejor gestión de sus emociones.
  • Apego ansioso y ambivalente: El cuidador satisface las necesidades del niño sólo algunas veces. Otras veces no se muestra disponible, lo que conduce generalmente al niño a llamar la atención y expresarse de manera más intensa para que acuda. Las emociones más características de este tipo de apego son el miedo y la angustia exagerada ante la separación o abandono. En adultos se manifiesta por una dependencia emocional.
  • Apego evitativo: El cuidador se muestra distante y poco sensible a las necesidades del niño. No sabe calmar ni tampoco satisfacer las necesidades emocionales. Los niños con este tipo de apego se enfadan con frecuencia y lo más característico es que no buscan a su madre o cuidador cuando la necesitan. Viven sintiéndose poco valorados o queridos, no expresan sus emociones ni tampoco entienden las emociones de los demás, por lo tanto, evitan las relaciones de intimidad. En la vida adulta este apego se caracteriza por el rechazo o dificultad para establecer relaciones interpersonales.
  • Apego desorganizado: Este tipo de apego se posiciona en el extremo contrario al apego seguro. El cuidador muestra conductas negligentes e inseguras, tales como el maltrato físico o emocional, teniendo como principal consecuencia la pérdida de confianza del niño en su cuidador. Los niños con este tipo de apego tienen dificultad en el control de su comportamiento y la regulación de sus propias emociones. De adultos son personas con una alta carga de ira, frustración y no se sienten queridas.

Un abordaje temprano con psicoterapia, incluyendo tanto a padres como a hijos, será determinante en el niño, para crecer fuera de los trastornos mentales, debemos trabajar más de cara a la prevención que a la resolución.

apego

Centro de Piscología en Granada

Tipos de Apego

Apego Seguro.

El cuidador se muestra sensible y atento a las necesidades del niño. Así, el niño desarrolla una mejor autoestima, confianza y autonomía a lo largo de su vida. Además, será capaz de desarrollar una mejor gestión de sus emociones.

Apego ansioso y ambivalente.

 El cuidador satisface las necesidades del niño sólo algunas veces. Otras veces no se muestra disponible, lo que conduce generalmente al niño a llamar la atención y expresarse de manera más intensa para que acuda. Las emociones más características de este tipo de apego son el miedo y la angustia exagerada ante la separación o el abandono. En adultos se manifiesta por una dependencia emocional.

Apego evitativo.

El cuidador se muestra distante y poco sensible a las necesidades del niño. No sabe calmar ni tampoco satisfacer las necesidades emocionales. Los niños con este tipo de apego se enfadan con frecuencia y lo más característico es que no buscan a su madre o cuidador cuando la necesitan. Viven sintiéndose poco valorados o queridos, no expresan sus emociones ni tampoco entienden las emociones de los demás por lo tanto evitan las relaciones de intimidad. En la vida adulta este apego se caracteriza por el rechazo o dificultad para establecer relaciones interpersonales.

Apego desorganizado.

Este tipo de apego se posiciona en el extremo contrario al apego seguro. El cuidador muestra conductas negligentes e inseguras, tales como el maltrato físico o emocional, teniendo como principal consecuencia la pérdida de confianza del niño en su cuidador. Los niños con este tipo de apego tienen dificultad en el control de su comportamiento y la regulación de sus propias emociones. De adultos son personas con una alta carga de ira, frustración y no se sienten queridas.
Un abordaje temprano con psicoterapia incluyendo tanto a padres como a hijos será determinante en el niño.